¿Sabes escuchar a tu cuerpo? ¿Entiendes lo que te dice? Y si es así ¿le haces caso?
Hacer oídos sordos a lo que nuestro cuerpo en su sabiduría nos está contando suele traernos consecuencias, a veces, desastrosas.
Lamentablemente no nos enseñaron la idea de que nuestro cuerpo tiene voz y voto, y su propio lenguaje que puede llegar a ser muy obvio.
Es la herramienta de la que se sirve nuestra alma, nuestro yo verdadero, para mostrarnos el sendero adecuado, para avisarnos de lo que nos está dañando a nivel emocional, para indicarnos que nos estamos equivocando en nuestras elecciones. Pero no, no le escuchamos, y si lo hacemos, no actuamos en consecuencia. Como resultado tenemos dolencias y molestias que se convierten en gritos desesperados transformados en enfermedades. Y ni con esas.
Podrás curarte, pero jamás sanarte si no prestas atención a los mensajes de tu cuerpo. Creerás estar acertando en tus acciones, aún cuando sientas dolor en tu estómago o que la cabeza te va a estallar…
Escúchale, ponle todos tus sentidos, te asombrarás de todo lo que te cuenta. Y ten coraje para seguir sus directrices. ¿Qué conseguirás a cambio? Vivir desde ti.
Iria Né Zák