¡Cuánto dolor! ¡Cuántas decepciones por no encajar en la familia!
Cuando era pequeña, durante mi adolescencia, mi juventud y hasta hace bien poco, me he sentido un bicho raro. Incomprendida y terriblemente sola, sin poder compartir abiertamente mis inquietudes, mis ideas o mi forma de ver el mundo.
“¡Estás loca!” era el comentario que siempre escuchaba cuando hablaba de las cosas que quería hacer o de lo que pensaba. Ahora sigo escuchándolo alguna vez que otra, cuando se olvidan de quién soy en realidad. De que ya no me siento intimidada, sino orgullosa de ser diferente, de poder alzarme con mi propia identidad.
No saben que las ovejas negras somos seres especiales que venimos a este mundo con un propósito importante, que estamos aquí porque sin nosotras, el cambio no es posible.
Somos las que rompemos moldes con todo lo que eso conlleva. Obligarnos a seguir al rebaño es un éxito frustrado, una y otra vez, nos saldremos del redil. Es nuestro sino, está marcado en nuestros genes y es inevitable.
El mundo necesita de las ovejas negras para sanar sus linajes, sus clanes, al ser humano.
Si eres una de nosotras, si te sientes una oveja negra, siéntete digna y orgullosa de serlo, pues tu labor es necesaria para la Nueva Era que está por venir y que ya empieza a intuirse.
¡Ya no estás sola!
Iria Né Zák